En la primera etapa del desarrollo de esta tecnología, la función del agua era meramente limpiadora. En torno a los años 20 del pasado siglo, la principal aplicación de esta técnica pasó a ser la limpieza de fundiciones así como para una alternativa nueva y más productiva en el lavado de almacenes de carbón y acero inoxidable. En aquel entonces se trabajaba a una presión de unos 100 bares. En 1968 se patentó lo que sería el primer intensificador para corte por chorro de agua. La presión de agua que alcanzaba este primer intensificador era de 700 bares. Sobre esta patente se desarrolló el primer intensificador que alcanzaba ya los 4.000 bares. A principios de los años 80 se comenzó a añadir partículas de abrasivo al chorro de agua y así con la llamada hidroabrasión, hoy en día es posible cortar los materiales y composites más duros.
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jueves, 25 de junio de 2009
Introducción
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